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A raíz de los últimos movimientos estratégicos de medios de comunicación como El País o El Mundo, que han puesto en marcha muros de pago para acceder a sus contenidos, resulta necesario profundizar en los nuevos modelos de negocio en el sector de la comunicación. De forma progresiva, se están estableciendo otras formas de financiación – distintas a las ya existentes – en las cabeceras tradicionales. Por ello, cabe reflexionar si estas formas podrían ser, en un futuro próximo, la alternativa de subsistencia económica más rentable en una  realidad donde predomina lo digital.

Origen de la problemática

En plena época digital, numerosos medios de comunicación llevan tiempo explorando  distintas alternativas de financiación para hacer llegar su contenido a los usuarios y, a la vez, para reponer las pérdidas ocasionadas por el descenso en la inversión de publicidad en papel. Se trata, sin duda, de un problema complejo:

Con la expansión de los contenidos en formato digital, muchos medios se lanzaron a publicar las noticias y los reportajes en Internet y ello, consecuentemente, provocó en el lector una mentalidad de acceso gratuito a toda la información. A día de hoy es difícil romper con esa inercia generalizada y, por ello, los medios se ven en la necesidad de buscar soluciones creativas a la par que exclusivas para convencer a los usuarios de que aporten una remuneración determinada para acceder a la información que, durante tanto tiempo, han leído de forma totalmente gratuita.

Distintas perspectivas de un mismo prisma

Los medios de comunicación tienen un claro reto por delante: Conjugar nuevas estrategias de pago en forma de suscripciones a contenidos generales o exclusivos sin quebrantar de forma definitiva los ingresos derivados de la publicidad tradicional. Es evidente que el status actual precisa de una solución compleja que afecta no solo a la vía a través de la cual se lanzan los contenidos de un medio, sino también a la dinámica de trabajo de los periodistas y profesionales de ese medio.

Dada la importancia de esta cuestión, son muchos los expertos en la materia que opinan al respecto, generando así un amplio abanico de opiniones. A continuación, recogemos algunas de las más destacadas:

“Los modelos de suscripciones son un primer paso hacia un modelo en el que el usuario es el centro. Además, esta nueva alternativa requiere un cambio cultural en las redacciones.”


Pepe Cerezo, autor de “Los medios ante los medios de suscripción”.

“En la mayor parte de países de nuestro entorno, estos modelos de pago están mucho más avanzados. Es un camino imprescindible para asegurar a medio y largo plazo la subsistencia de la mayor parte de los periódicos.”


Ismael Nafría, autor de “La reinvención de The New York Times”.

“Es necesario hacer pedagogía para transmitirle al lector la necesidad de pagar por un periodismo de calidad”.


Casimiro García Abadillo, Director de El Independiente.

El muro de pago tiene futuro y está comprobado

Desde el escenario real que contempla la convivencia entre los medios tradicionales en papel y los digitales, estos últimos deben ir abriéndose paso hacia las generaciones nuevas que llegan. Según una encuesta realizada por Estudio de Comunicación titulada “Muros de pago en los medios digitales”, el pago por contenidos tiene futuro. La encuesta de más de 500 entrevistas en una franja de edad entre los 18 y 65 años revela que los factores que más se valoran son la credibilidad (76.32 %) y los equipos reconocidos de calidad (51.32 %), respeto a la ética periodística (47.11 %) y la independencia de la política (41.58 %).        

En conclusión, del total de entrevistados, el 60.12 % considera “aceptable el establecimiento de muros de pago en los medios online» (basados en el rigor) y hasta un 41.18 % de entre 18 y 35 años «estaría dispuesto a solo pagar por contenidos de investigación periodística o contenidos exclusivos» y, por último, un 29.08 % «por todo tipo de contenidos». Respecto a la publicidad, un 24.18 % «la ven aceptable» en los muros de pago «siempre que no llegue a ser invasiva». Es una primera demostración real en este desafío.