Con apenas 30 años de historia, la industria del videojuego se presenta como una de las más potentes en el mercado global y también en nuestro país, superando ya a otras manufacturas de ocio como la música o el cine.
Se trata de una industria muy ambiciosa que toma como base distintos géneros artísticos como la literatura o la música, que combinados con la informática y con la tecnología 3D y virtual dan a lugar a producciones multimillonarias que en ocasiones ya han logrado superar, tanto en cifras de producción como de recaudación, a algunos largometrajes.
Según el “Libro blanco del desarrollo español de videojuegos Edición 2015”, la industria española del videojuego facturó 412,4 millones de euros en 2014, incrementando su facturación un 31% con respecto al año anterior y como es de esperar, también lo hizo el volumen de trabajo, un 28% con respecto a 2013.
El mercado español destaca por su creatividad y por el buen momento que está atravesando. Ocupa el noveno puesto a nivel mundial y el cuarto europeo, solo después de Alemania, Reino Unido y Francia. En 2014 se crearon 70 empresas nuevas en nuestro país y en total ya superan las 400, concentradas principalmente en Madrid y Barcelona.
A nivel internacional, se prevé que este mercado supere la barrera de los 100.000 millones de dólares para el 2019. Además se confirma el crecimiento sostenido del sector a lo largo de los años y se espera que el ritmo de crecimiento alcance el 26% anual. Cifras abrumadoras para una industria tan joven.
Este impetuoso crecimiento se explica, en parte, por la adaptabilidad del sector a diferentes dispositivos. Es un nicho de mercado multidisciplinar y fuertemente ligado no solo a videoconsolas, también a smartphones, tablets, PCs , Smart tv y juegos en redes sociales.
También tenemos que tener en cuenta la aparición de nuevos gadgets que le aportan dinamismo al sector y abren puertas a la innovación, como son las gafas de realidad virtual o las consolas de nueva generación. Ya hay quien habla de revolución en los videojuegos gracias a estos dispositivos.
Los videojuegos ya no son cosa de niños. Su público objetivo aumenta progresivamente y las profesiones que giran en torno a este ámbito también se vuelven más atractivas. Los programadores, músicos, animadores, diseñadores, testeadores o artistas 3D son cada vez más demandados.
Además, los esquemas del videojuego están abandonando los espacios lúdicos y adentrándose en las dinámicas productivas empresariales. Es lo que se denomina gamificación o serious games, que van más allá del simple entretenimiento, y buscan la motivación y el esfuerzo a través de la posibilidad de aprendizaje que ofrece el videojuego.
El reto de esta industria radica en la dificultad de innovar, dada la rapidez con la que evoluciona, por lo que la formación continua se hace necesaria para mantener la posición dentro de un mercado altamente competitivo, que está muy lejos de ser agotado y que ya se ha consolidado como el más pujante dentro de la economía digital.